La Tecnología Educativa (Cabero, 2001) ha pasado por cinco grandes momentos históricos de evolución:
Momentos iniciales de desarrollo, lo que algunos autores han considerado como la prehistoria de la Tecnología Educativa.
La influencia de los medios audiovisuales y los medios de comunicación de masas aplicados al terreno educativo.
La introducción de la psicología conductista en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
La introducción del enfoque sistemático aplicado a la educación.
Las nuevas orientaciones que se están produciendo como consecuencia de la introducción de la psicología cognitiva y constructivista y los replanteamientos epistemológicos en el campo educativo en general y en el curricular en particular.

Tal evolución ha dado lugar a diferentes conceptualizaciones, que han ido desde una perspectiva micro, como la propuesta por Munroe (1941), que la entiende como: “cambios en la conducta resultante de la aplicación en la escuela de materiales como los siguientes: a) cine mudo o sonoro, b) periódicos escolares, c) imagen fija, que pueden ser vistas directamente o proyectadas, vistas en forma de diapositivas o filminas, d) materiales de museo, y, e) láminas, mapas y gráficos”, hasta una perspectiva macro, que la han asociado con una metodología y estrategia para organizar el Sistema Educativo de forma completa, una forma sistemática de diseñar, desarrollar, y evaluar el proceso total de enseñanza-aprendizaje en términos generales.

En este contexto, Herbert Marshall (1972), canadiense, director del Centro de Cultura y Tecnología de la Universidad de Toronto, dedicado al estudio de las consecuencias psicológicas y sociales de los medios tecnológicos, afirma que: toda tecnología tiende a crear un nuevo mundo circundante para el hombre. La escritura y el papiro, por ejemplo, crearon el medio ambiente social de los imperios del mundo antiguo; igualmente señala que toda tecnología inventada y “exteriorizada” por el hombre tiene el poder de entumecer la conciencia humana durante el periodo de su primera interiorización. Desde esta perspectiva es necesario entonces, entender que los docentes somos esencialmente comunicadores y problematizadores, y no informadores o transmisores de un saber científico y socialmente establecido, y que, con base en la apropiación conceptual que el docente tenga de ese saber, es posible la forma de presentación del mismo en el aula de clase.

Al entender las nuevas tecnologías como mediadoras, se hace necesario enfatizar que estas no van a eliminar los problemas conceptuales que deben ser resueltos por el docente y el estudiante. Al respecto, en el marco del 4º. Congreso Colombiano, Emilia (1999) comentó: “…los nuevos medios son inútiles si no insertamos en ellos nuevas ideas”. Es decir, la forma como conoce el docente sus pensamientos, sus creencias en torno al saber específico y pedagógico, es reflejada mediante la tecnología que él escoja para proponer el objeto de estudio ante la clase.

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